La trayectoria se ha definido como una línea curva descrita en el espacio por un objeto que se mueve. Comúnmente, se refiere a un proyectil o a una pelota.
También como el curso que, a lo largo del tiempo, sigue el comportamiento o la manera de ser de un grupo social, de una institución o de una persona.
También como la curva descrita en un plano o en el espacio por un punto móvil, de acuerdo con una ley determinada.
Y también como el derrotero o curso que sigue el cuerpo de un huracán o tormenta giratoria.
Tal como una bala sale disparada por un arma de fuego, describiendo una trayectoria o curso en el aire, y casi se puede determinar o predecir dónde impactará, igualmente el comportamiento de una persona o grupo social describe una tendencia u orientación que puede arrojar luz respecto a los resultados que obtendrá.
Por ejemplo, si una persona se habitúa a beber alcohol, podría convertirse en alcohólica, luego la adicción la llevaría a cometer una serie indeterminada de errores. Con el tiempo, acarrearía mucha infelicidad. Aunque el alcohol de ninguna manera es el responsable (porque solo las personas asumen responsabilidades), el uso inmoderado va trazando una trayectoria que podría terminar en infelicidad, la cual podría deberse a un accidente de tránsito, el deterioro de sus relaciones con los demás, la pérdida de su empleo, poner en peligro su patrimonio, abuso de autoridad u otros males terribles.
La trayectoria alinea a uno hacia su felicidad o infelicidad, dependiendo de lo que decida hacer con su vida, es decir, del curso que sigan sus acciones, ya sean voluntarias o involuntarias.
Aunque la trayectoria de cada persona es muy diferente en cuanto a tiempo, rapidez y otros detalles, producen resultados tarde o temprano. Viene un inexorable ajuste de cuentas con la realidad. Las consecuencias se dejan ver claramente como la luz del mediodía. Nadie puede esconderlas ni disimularlas, a pesar de que al principio sus efectos hayan sido tan imperceptibles como el brote de una planta. Llega un momento en que queda claro el tipo de planta que es. Si se siembran tomates, no se debe esperar que den cocos.
Lo que en un principio solo parecen actos aislados, poco a poco se convierten en una tendencia y, finalmente, en una clara alineación hacia el éxito o fracaso. Entonces, el rumbo queda establecido y se dirige hacia un resultado. Muchas personas no terminan enfermas, en la cárcel o en la indigencia simplemente por causalidad o el destino ciego. Es cierto que la casualidad es un componente. Pero a muchos les ocurre como una consecuencia de su trayectoria.
La humanidad ha experimentado y jugado durante siglos con la contaminación ambiental, las drogas ilegales, la escala de valores, las teorías filosóficas y hasta de los microplásticos, incluso al punto de poner en peligro de extinción muchas especies animales, el ecosistema y hasta nuestra mismísima supervivencia, dañando de muchas formas nuestro sistema inmunitario. El mundo parece haberse vuelto loco. El daño colateral alcanza hasta las personas más justas de la Tierra, que tal vez terminen purgando injustas condenas de por vida.
Es imposible violar las leyes naturales o morales hasta el punto de fabricar artefactos para la destrucción en masa y, al mismo tiempo, esperar un desarrollo o progreso sostenido de la humanidad.
Por ejemplo, cada vez más médicos y científicos descartan en la medida de lo posible los productos de plástico en su cocina y almacén de alimentos a fin de minimizar el impacto del tereftalato de polietileno en su salud y la de los suyos.
Jugar con los conceptos de lo bueno y lo malo parece haber llegado a un límite. Casa vez mas personas estan reconociendo que, tarde o temprano, la naturaleza nos pasa la factura.
Jugar con los conceptos de lo bueno y lo malo parece haber llegado a un límite. Casa vez mas personas estan reconociendo que, tarde o temprano, la naturaleza nos pasa la factura.
Por ejemplo, agujeros en la capa de ozono en el cielo. El Fenómeno El Niño en el mar. Desechos nucleares bajo tierra... Nos acercamos cada vez más al tiempo de la cosecha de consecuencias de haber pasado por alto las más elementales advertencias de la naturaleza.
Igualmente, por decirlo así, también hay agujeros, inundaciones y epidemias en el ámbito moral, cuyos efectos aparentemente han sido más devastadores que los desastres ecológicos.
Al grado de que, si alguien habla de normas, reglas o escalas de valores, algunos defensores de 'la libertad' ponen el grito en el cielo, quejándose de que nadie tiene derecho a fijar normas o leyes en el ámbito moral. La doctrina de hacer lo que a uno le da la gana está cobrando sus víctimas en proporciones cada vez más alarmantes. La mentalidad liberal activa anticuerpos, por decirlo así, cada vez que oyen la palabra 'debes' o 'deberías'. Es uno de los resultados de haber obligado a las personas a guiarse por 'debes' y 'deberías' absurdos y dogmáticos. Los jóvenes se han ido al extremo de imponer el dicho: "A mí no me vengas con reglas", lo cual también trae consecuencias ulteriores de las cuales se lamentan.
Hoy estamos a punto de presenciar el impacto de la trayectoria que el proceder de la humanidad ha seguido durante milenios. Las películas Armagedón, Impacto profundo, Titanic, El Día Después de Mañana y otras similares, así como las acciones del movimiento Greenpeace y otras organizaciones que alzan la voz en el desierto, solo son manifestaciones de observadores que perciben que algo muy malo está a punto de suceder.
Se ha erradicado la viruela, pero existe el riesgo potencial de que a alguien se le ocurra soltarla intencionalmente como arma de guerra, por supuesto con una genética modificada que contrarreste las vacunas. ¿Volveremos a fojas cero en la investigación? ¿De qué sirvió erradicarla? Como afirmaron Peters y Waterman en su libro En busca de la Excelencia: "El hombre es el símbolo máximo del conflicto y la paradoja".
"¿Qué podemos hacer?"
"¿Qué podemos hacer?", dicen muchas personas que se han dado cuenta de que el cocotero ha crecido hasta el punto de pegarnos en la cabeza con una lluvia de cocos.
Lamentablemente, las multitudes son incapaces de concentrarse. Solo los individuos pueden concentrarse y hallar respuestas.
La masa siempre ha seguido un proceder emocional (lo que me gusta o no me gusta). Por ejemplo, es más fácil formar una chusma y exacerbar las pasiones hasta el punto de apedrear, incendiar y saquear las calles, que persuadirla a obedecer un conjunto de leyes, normas, métodos, técnicas o reglas cuyo objetivo sea el bienestar general de la comunidad.
Solo podemos hacer algo a título individual, tal como los pasajeros de un barco solo pueden hacer algo por sí mismos y por los suyos antes de que se hunda.
La gente en general, como masa, seguirá en la estratosfera, buscando salirse con la suya a pesar de que la trayectoria sea evidente para todos. Nadie quiere la viruela, aunque la esparcirían con mucho gusto si alguien amenazara sus intereses particulares. A pesar de todo el adelanto en las ciencias de la comunicación, el sentido de interdependencia ha sido algo que nunca ha logrado entender la humanidad. ¿Pero qué podemos hacer individualmente antes de que el barco se hunda completamente en las aguas heladas de la indiferencia colectiva?
Tal como en toda desgracia suele haber sobrevivientes, podemos sobrevivir al impacto final de las consecuencias de los errores del hombre si comenzamos por abrir nuestra mente para despertar del sueño profundo en que nos hemos sumido, contaminados por el temor, el orgullo, la ambición y las tradiciones absurdas. Así como la masa siempre ha seguido a la masa, ciertos individuos han sabido percatarse a tiempo del proceder correcto y se han visto forzados a mantenerse al margen.
Se han rendido al hecho de que efectivamente existen normas y leyes físicas, químicas, biológicas, cuánticas y morales que rigen la vida. Han despertado al estado sobrio y han aumentado sus probabilidades de sobrevivir. Parece que la masa, en su contradictoria tendencia hacia la autodestrucción nunca llegará al punto de sacar conclusiones lógicas. Siempre votará guiándose por las emociones, siguiendo la moda, lo que se acostumbra, sus temores, las tendencias... la trayectoria.
Si quieres tener una oportunidad, tienes que despertar del sueño fantástico de la 'liberación absoluta' y darte cuenta de que existen límites, normas y escalas de valores que han de obedecerse para tener éxito.
Los aviones que aterrizan con éxito han seguido normas de navegación aérea. Los barcos que acoderan con éxito han seguido normas de navegación marítima. Los astronautas que regresan a la Tierra con éxito han seguido procedimientos de aproximación espacial obedeciendo estrictamente las leyes de la física. Las parejas que tienen éxito han seguido normas que rigen la moralidad y las relaciones humanas. Y las personas que alcanzaron un verdadero éxito son las que entendieron que existen límites que rigen la vida.
Siembra para después
¿Qué clase de árbol has plantado en tu vida? ¿Qué trayectoria sigues? ¿Lo ignoras? ¿Cómo puedes averiguarlo?
Así como puedes reconocer cierta clase de fruta por su sabor, y puedes reconocer la trayectoria de un misil observando la estela que deja en el cielo, puedes saber cómo va tu vida si observas el curso de tus decisiones, hasta de las más pequeñas.
Una manera de practicar es observando la estela que dejaron personas que hicieron o buscaron lo mismo que buscas tú. Pregúntate: ¿Cómo terminaron su vida? ¿Fueron felices? ¿Estoy imitando o repitiendo el mismo modelo, o uno similar?
La buena noticia es que, si bien la trayectoria de un proyectil es fijo, el cerebro del ser humano es capaz de modificar la trayectoria de la vida en cualquier punto en que se encuentre y hacer que termine donde realmente le conviene. Si uno estuvo siguiendo un proceder que lo llevaba hacia la autodestrucción, puede presionar los botones apropiados -por decirlo así- y modificar su trayectoria y, por tanto, afectar los resultados. Pero el secreto consiste en despertar a tiempo.
Recuerdo en lo que se había convertido mi vida antes de 1973, ¡un verdadero desastre! Entonces desperté bruscamente y dije: "¡Basta!". Fue suficiente. Reprogramé mi mente para aceptar solamente ideas, promesas, ejemplos, proyectos, amigos y felicitaciones razonables y adecuadas. La programación neurolingüística estaba en ciernes y yo no la conocía. No se necesita mucho conocimiento para darse uno cuenta de que tiene que parar y desviarse por otra ruta.
Tomé conciencia de la necesidad de readaptar mi manera de pensar y expresarme, descartando para siempre todo aquello que me indujera al adormecimiento, es decir, seguir en un proceder irresponsable e inútil. Poco a poco sentí que comenzaba a controlar la trayectoria, que podía dirigir 'mi avión' hacia cualquier aeropuerto que yo quisiera, y no al que la masa determinara para mí.
Sí, es perfectamente posible asumir el control sobre la trayectoria. El primer paso consiste en despertar y abrir bien los ojos. El resto es tan sencillo como agarrar el timón y virar a la derecha o a la izquierda según sea el resultado que se desea. Una vez que la mente acepta la orden de readaptación o reprogramación, todas las piezas comienzan a caer, ordenarse y situarse automáticamente en el lugar en que siempre debieron estar.
Cuando canalizas tu mente hacia metas loables, todo comienza a modificar su forma y color y a rendir dividendos que producen una satisfacción profunda y verdadera.
Una trayectoria diferente
El dolor de corazón y la ansiedad son generalmente el resultado del temor, la ambición y el orgullo, cualidades que la masa ensalza como vitales para el éxito. Pero la pregunta es: ¿A quién va uno a seguir? ¿A la masa? ¿Qué trayectoria ha seguido la masa a través de los milenios? ¿Ha demostrado ser confiable?
Los siglos han condenado y enterrado muchas de las teorías que antes se irguieron como soluciones y que la masa ensalzó como respuestas a todas sus dudas y preguntas. Lamentablemente, la humanidad se echó a dormir sobre almohadas de falsedades que ahora amenazan su mismísima supervivencia.
El curso seguido por la masa ha demostrado ser nefasto, cayendo cada vez más en dolores y ansiedades que han aumentado el dolor y la ansiedad. El suicidio y los intentos de suicidio nunca habían llegado a niveles tan dramáticos. La prostitución de niños, el feminicidio, el fraude y el engaño desconciertan a los especialistas en salud mental, que antes abogaban por escalas de valores permisivas y desequilibradamente tolerantes.
¿A dónde ha llevado la trayectoria de quienes les hicieron caso? El fracaso de la masa como entidad que encuentre soluciones prácticas y pragmáticas es evidente. Como un todo, ha demostrado ser capaz tanto de eliminar como de diseminar las pestes físicas, mentales y espirituales más atroces, producto de sus temores, ambiciones y caprichos.
La más grande utopía ha sido la de la libertad ilimitada, y la única trayectoria que ha podido salvar a alguien ha sido aquella que uno modificó con base en el reconocimiento de que existes límites que, si no se respetan, nos pasarán la factura. La naturaleza y el universo los han tenido claramente establecidos mucho antes de que apareciera la humanidad en la tierra. No podemos desafiarlos y escapar ilesos.
De modo que pregúntate: "¿Cómo va mi trayectoria personal?" Si no te detuviste a pensar en ello hasta ahora, te animo a despertar y abrir bien los ojos antes de tomar cualquier decisión, por pequeña que sea, y si lo hiciste a tiempo, ¡mis más sinceras felicitaciones!
ARRIBA
Al grado de que, si alguien habla de normas, reglas o escalas de valores, algunos defensores de 'la libertad' ponen el grito en el cielo, quejándose de que nadie tiene derecho a fijar normas o leyes en el ámbito moral. La doctrina de hacer lo que a uno le da la gana está cobrando sus víctimas en proporciones cada vez más alarmantes. La mentalidad liberal activa anticuerpos, por decirlo así, cada vez que oyen la palabra 'debes' o 'deberías'. Es uno de los resultados de haber obligado a las personas a guiarse por 'debes' y 'deberías' absurdos y dogmáticos. Los jóvenes se han ido al extremo de imponer el dicho: "A mí no me vengas con reglas", lo cual también trae consecuencias ulteriores de las cuales se lamentan.
Hoy estamos a punto de presenciar el impacto de la trayectoria que el proceder de la humanidad ha seguido durante milenios. Las películas Armagedón, Impacto profundo, Titanic, El Día Después de Mañana y otras similares, así como las acciones del movimiento Greenpeace y otras organizaciones que alzan la voz en el desierto, solo son manifestaciones de observadores que perciben que algo muy malo está a punto de suceder.
Se ha erradicado la viruela, pero existe el riesgo potencial de que a alguien se le ocurra soltarla intencionalmente como arma de guerra, por supuesto con una genética modificada que contrarreste las vacunas. ¿Volveremos a fojas cero en la investigación? ¿De qué sirvió erradicarla? Como afirmaron Peters y Waterman en su libro En busca de la Excelencia: "El hombre es el símbolo máximo del conflicto y la paradoja".
"¿Qué podemos hacer?"
"¿Qué podemos hacer?", dicen muchas personas que se han dado cuenta de que el cocotero ha crecido hasta el punto de pegarnos en la cabeza con una lluvia de cocos.
Lamentablemente, las multitudes son incapaces de concentrarse. Solo los individuos pueden concentrarse y hallar respuestas.
La masa siempre ha seguido un proceder emocional (lo que me gusta o no me gusta). Por ejemplo, es más fácil formar una chusma y exacerbar las pasiones hasta el punto de apedrear, incendiar y saquear las calles, que persuadirla a obedecer un conjunto de leyes, normas, métodos, técnicas o reglas cuyo objetivo sea el bienestar general de la comunidad.
Solo podemos hacer algo a título individual, tal como los pasajeros de un barco solo pueden hacer algo por sí mismos y por los suyos antes de que se hunda.
La gente en general, como masa, seguirá en la estratosfera, buscando salirse con la suya a pesar de que la trayectoria sea evidente para todos. Nadie quiere la viruela, aunque la esparcirían con mucho gusto si alguien amenazara sus intereses particulares. A pesar de todo el adelanto en las ciencias de la comunicación, el sentido de interdependencia ha sido algo que nunca ha logrado entender la humanidad. ¿Pero qué podemos hacer individualmente antes de que el barco se hunda completamente en las aguas heladas de la indiferencia colectiva?
Tal como en toda desgracia suele haber sobrevivientes, podemos sobrevivir al impacto final de las consecuencias de los errores del hombre si comenzamos por abrir nuestra mente para despertar del sueño profundo en que nos hemos sumido, contaminados por el temor, el orgullo, la ambición y las tradiciones absurdas. Así como la masa siempre ha seguido a la masa, ciertos individuos han sabido percatarse a tiempo del proceder correcto y se han visto forzados a mantenerse al margen.
Se han rendido al hecho de que efectivamente existen normas y leyes físicas, químicas, biológicas, cuánticas y morales que rigen la vida. Han despertado al estado sobrio y han aumentado sus probabilidades de sobrevivir. Parece que la masa, en su contradictoria tendencia hacia la autodestrucción nunca llegará al punto de sacar conclusiones lógicas. Siempre votará guiándose por las emociones, siguiendo la moda, lo que se acostumbra, sus temores, las tendencias... la trayectoria.
Si quieres tener una oportunidad, tienes que despertar del sueño fantástico de la 'liberación absoluta' y darte cuenta de que existen límites, normas y escalas de valores que han de obedecerse para tener éxito.
Los aviones que aterrizan con éxito han seguido normas de navegación aérea. Los barcos que acoderan con éxito han seguido normas de navegación marítima. Los astronautas que regresan a la Tierra con éxito han seguido procedimientos de aproximación espacial obedeciendo estrictamente las leyes de la física. Las parejas que tienen éxito han seguido normas que rigen la moralidad y las relaciones humanas. Y las personas que alcanzaron un verdadero éxito son las que entendieron que existen límites que rigen la vida.
Siembra para después
¿Qué clase de árbol has plantado en tu vida? ¿Qué trayectoria sigues? ¿Lo ignoras? ¿Cómo puedes averiguarlo?
Así como puedes reconocer cierta clase de fruta por su sabor, y puedes reconocer la trayectoria de un misil observando la estela que deja en el cielo, puedes saber cómo va tu vida si observas el curso de tus decisiones, hasta de las más pequeñas.
Una manera de practicar es observando la estela que dejaron personas que hicieron o buscaron lo mismo que buscas tú. Pregúntate: ¿Cómo terminaron su vida? ¿Fueron felices? ¿Estoy imitando o repitiendo el mismo modelo, o uno similar?
La buena noticia es que, si bien la trayectoria de un proyectil es fijo, el cerebro del ser humano es capaz de modificar la trayectoria de la vida en cualquier punto en que se encuentre y hacer que termine donde realmente le conviene. Si uno estuvo siguiendo un proceder que lo llevaba hacia la autodestrucción, puede presionar los botones apropiados -por decirlo así- y modificar su trayectoria y, por tanto, afectar los resultados. Pero el secreto consiste en despertar a tiempo.
Recuerdo en lo que se había convertido mi vida antes de 1973, ¡un verdadero desastre! Entonces desperté bruscamente y dije: "¡Basta!". Fue suficiente. Reprogramé mi mente para aceptar solamente ideas, promesas, ejemplos, proyectos, amigos y felicitaciones razonables y adecuadas. La programación neurolingüística estaba en ciernes y yo no la conocía. No se necesita mucho conocimiento para darse uno cuenta de que tiene que parar y desviarse por otra ruta.
Tomé conciencia de la necesidad de readaptar mi manera de pensar y expresarme, descartando para siempre todo aquello que me indujera al adormecimiento, es decir, seguir en un proceder irresponsable e inútil. Poco a poco sentí que comenzaba a controlar la trayectoria, que podía dirigir 'mi avión' hacia cualquier aeropuerto que yo quisiera, y no al que la masa determinara para mí.
Sí, es perfectamente posible asumir el control sobre la trayectoria. El primer paso consiste en despertar y abrir bien los ojos. El resto es tan sencillo como agarrar el timón y virar a la derecha o a la izquierda según sea el resultado que se desea. Una vez que la mente acepta la orden de readaptación o reprogramación, todas las piezas comienzan a caer, ordenarse y situarse automáticamente en el lugar en que siempre debieron estar.
Cuando canalizas tu mente hacia metas loables, todo comienza a modificar su forma y color y a rendir dividendos que producen una satisfacción profunda y verdadera.
Una trayectoria diferente
El dolor de corazón y la ansiedad son generalmente el resultado del temor, la ambición y el orgullo, cualidades que la masa ensalza como vitales para el éxito. Pero la pregunta es: ¿A quién va uno a seguir? ¿A la masa? ¿Qué trayectoria ha seguido la masa a través de los milenios? ¿Ha demostrado ser confiable?
Los siglos han condenado y enterrado muchas de las teorías que antes se irguieron como soluciones y que la masa ensalzó como respuestas a todas sus dudas y preguntas. Lamentablemente, la humanidad se echó a dormir sobre almohadas de falsedades que ahora amenazan su mismísima supervivencia.
El curso seguido por la masa ha demostrado ser nefasto, cayendo cada vez más en dolores y ansiedades que han aumentado el dolor y la ansiedad. El suicidio y los intentos de suicidio nunca habían llegado a niveles tan dramáticos. La prostitución de niños, el feminicidio, el fraude y el engaño desconciertan a los especialistas en salud mental, que antes abogaban por escalas de valores permisivas y desequilibradamente tolerantes.
¿A dónde ha llevado la trayectoria de quienes les hicieron caso? El fracaso de la masa como entidad que encuentre soluciones prácticas y pragmáticas es evidente. Como un todo, ha demostrado ser capaz tanto de eliminar como de diseminar las pestes físicas, mentales y espirituales más atroces, producto de sus temores, ambiciones y caprichos.
La más grande utopía ha sido la de la libertad ilimitada, y la única trayectoria que ha podido salvar a alguien ha sido aquella que uno modificó con base en el reconocimiento de que existes límites que, si no se respetan, nos pasarán la factura. La naturaleza y el universo los han tenido claramente establecidos mucho antes de que apareciera la humanidad en la tierra. No podemos desafiarlos y escapar ilesos.
De modo que pregúntate: "¿Cómo va mi trayectoria personal?" Si no te detuviste a pensar en ello hasta ahora, te animo a despertar y abrir bien los ojos antes de tomar cualquier decisión, por pequeña que sea, y si lo hiciste a tiempo, ¡mis más sinceras felicitaciones!
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